La categoría géneros es central y se articula desde lo interseccional con otras gramáticas de diferencia: edad, raza, etnia, clase social, origen urbano/rural; y a su vez reconoce la diversidad en condiciones equitativas y define un énfasis poblacional en términos de géneros: las mujeres y personas no binarias, y por orientación sexual: personas LGTBIQ+, en consideración a la necesaria visibilidad que deben tener en los análisis políticos sobre conflictos y paz.
Con las perspectivas de géneros se propone:
- Enriquecer la caracterización de los conflictos teniendo en cuenta cómo sus dinámicas afectan/impactan o presentan oportunidades diferentes personas en su diversidad de género y sexualidad, racial, étnica, de edad y origen urbano/rural.
- Hacer visibles las diferencias en la participación, en la elaboración de agendas sociales y de construcción de paz y revisar si estos procesos potencian o inhiben habilidades particulares en su diversidad de género y sexualidad, étnica, de edad y origen urbano/rural.
- Facilitar la evaluación de las políticas públicas orientadas a atender las problemáticas específicas de las mujeres y personas LGBTIQ+ con relación a los conflictos abordados como prioritarios en el trabajo regional. Al mismo tiempo, identificar propuestas tendientes a formular nuevas políticas y a reformar o derogar las existentes.
- Identificar las diferencias en razón de los géneros, además de hacer visibles las relaciones de poder, discriminación, subordinación, así como las desventajas u oportunidades presentes en la interseccionalidad con otras categorías (edad, etnia, etc.).
- Contribuir en el diseño de estrategias y acciones específicas para los grupos humanos en desventaja, de manera que fortalezcan los procesos de transformación social en marcha y conduzcan a hacer de la equidad y la democracia una condición para la paz.
Desde el énfasis propuesto y construido a partir de distintas organizaciones de mujeres, mixtas y LGBTIQ ha arrojado unas primeras líneas de análisis, las cuales se ponen a consideración con el propósito de avanzar en el reconocimiento de las especificidades de su “ser mujer” e identidades divergentes frente a los conflictos y la construcción de la paz. Estas líneas son: 1) el cuerpo como lugar del conflicto y primer territorio, 2) la participación política es más que paridad, implica la construcción y actualización de agendas territoriales para el fortalecimiento y la incidencia de los procesos organizativos, 3) la escuela como lugar central en la pedagogía sobre las relaciones de género, 4) el papel protagónico de las mujeres en la defensa del territorio y su relación con los aportes sobre la agroecología en feminino, los ecofeminismos, feminismos territoriales y comunitarios, y 5) el cuidado como sostén de la vida, mandato ético y político, expresado a partir de las diferentes miradas de las economías y los sistemas de cuidado, los cuales van desde la cultura del cuidado y la renta básica con enfoque género.